Jorge García Banegas, exmiembro de Asfalto, recuerda que tocar para miles de personas es un momento mágico

Foto de Asfalto, año 84. Album Cronofobia

De niño, Jorge había estudiado música en Uruguay. Hizo tres años de solfeo y dos de piano. Luego aparecieron los Beatles, “y compré una guitarra eléctrica hasta que un día oí en la radio el sonido de un órgano Hammond, y supe que ese era mi instrumento”. Jorge también se hizo con uno “en el culo del mundo, como entonces era Uruguay”. Fue, como él dice, “una tarea ciclópea, pero lo conseguí”. Se lo trajo a España, junto con un piano eléctrico.

Jorge llegó a España procedente de Montevideo (Uruguay) en 1975. En el Real Conservatorio, en Madrid, cursó la carrera de solfeo y tres años de piano. Jorge cuenta la anécdota de que un día, un compañero de quinto le dijo que había pasado la tarde con un sólo pasaje de Chopin. “Entonces pensé que, si yo tenía que pasarme toda la tarde ensayando sólo unas pocas notas, mi otra inquietud, la de componer, se iba a ir al traste. Quizá debía haber apretado un poco los dientes y haber seguido, pero lo dejé”. Así fue como combinó sus estudios con tocar y componer.

Entonces, para subsistir, “había que acompañar a gente”. El setero recuerda que su representante le dijo que España era el país de los cantantes. Triunfaban Lorenzo Santamaría, Camilo Sexto, Juan Pardo, y, o les acompañabas a ellos, o hacías carretera como músico de orquesta. “La diferencia era que, con un solista tocabas 45 minutos y te ibas a tu casa. Con una orquesta, ya sabemos lo que hay”, recuerda.

Así, Jorge fue el pianista de Paloma San Basilio. Pero a él, le gustaba otra música. “Estaba suscrito a la revista Disco Express. El rock español salía del underground. Los grupos eran cada vez más importantes”, cuenta la leyenda del rock. Después de concluir su etapa con la cantante, Jorge barajó varias opciones. Fue entonces cuando Asfalto se separó. José Luis Jiménez y Lele Laína dejaron el grupo para formar Topo. Julio Castejón y Enrique Cajide continuaron con el nombre original. En ese momento reclutaron a José Ramón Pérez “Guny”, al bajo, y al propio Jorge, como teclista. Así, en 1978 editaron ‘Al otro lado’, álbum grabado en Londres, en paralelo a un concierto en el mítico club londinense “Marquee”.

Tiempo antes que Asfalto, habían surgido Coz y Burning. Más tarde lo harían Barón Rojo y Obús, y el resto de las bandas españolas míticas de rock duro. “Cuando me llamaron, lo dudé. El representante de Paloma me había hablado de acompañar a Miguel Bosé en vivo, y llegaron a pensar en mí como pianista”, recuerda.

Entonces, la música daba para vivir. “Si te controlabas en gastos, se podía”, resume. Jorge ya había tenido un grupo famoso en Uruguay, Psiglo, con el que había hecho dos discos. Uno llegó a ser disco de oro. “Saqué del cajón muchas de las composiciones que se habían quedado en el tintero con aquel proyecto. Y se convirtieron en las ideas primarias de muchos temas de Asfalto”, señala. Fundamentalmente, las letras las componía Julio Castejón. Jorge se encargaba de la música en una labor creativa complementaria. “Salvo en algunas excepciones, como la de la canción ‘Halley’, en la que fue al revés, lo hacíamos así”, sigue.

Eran los años del destape, de la transición… y de drogas como la heroína. “En la música, había de todo. Dependía de las personas. Lo cierto es que faltaba mucha información y que los jóvenes de entonces estaban locos por experimentar sensaciones que te llevaran a un mundo más onírico que el real. Los que tenían más posibilidades económicas, se metían de coca para arriba, pero lo normal eran los canutos, de hachís y el ácido. Yo no puedo decir que no lo probara, pero nunca pasé de ahí. Nunca sentí sensaciones agradables y, por suerte, no me enganche”, recuerda. Asfalto compartía cartel en muchos conciertos con Barón Rojo. “Hablando con el técnico de sonido de Barón, me contaba que, cuando terminaban las actuaciones, en el tramo entre la mesa y el escenario veía decenas de jeringuillas tiradas en el suelo”, cuenta Jorge.

En aquellos ocho años, para los componentes de Asfalto ensayar era como ir a la oficina. “Lo hacíamos todos los días, con un horario. Nos dedicábamos en cuerpo y alma a la música”. Cuando empezó Jorge, ensayaban en los bajos de una carnicería en la carabanchelera calle Eugenia de Montijo. En 1982 alquilaron un local, una casa, en Villaverde Bajo. “Era de un señor que vivía en una chabola, y estaba tan acostumbrado a hacerlo, que nunca aceptó el cambio” y nos alquiló su casa de dos plantas, recuerda. Asfalto ya contaba con el equipo necesario para grabar maquetas allí mismo.

En cuanto a la relación entre los miembros del grupo, “es como la de una familia”, define Jorge, con tensiones, momentos buenos y malos. “A veces, se hacía raro, porque cuando entraba alguien nuevo en la formación, pasabas, de repente, de no conocerlo de nada, a convivir con él muchas horas al día. Y se producían choques, más o menos fuertes, de acuerdo con la madurez de cada uno”, dice.

Asfalto firmó con Zafiro, bajo el subsello Chapa Discos, que creó Vicente Romero, el “Mariscal”. Él fue, además, el productor de los primeros larga duración. Asfalto fue el primer grupo de rock que hizo una gira de gran envergadura por toda España. Fue presentando su disco ‘¡Ahora!’, en 1979, cuando acumularon hasta 21 fechas en un mes. Empezaron la gira en Granada y la terminaron en Madrid, cruzando la península de Sur a Norte y de Este a Oeste. Los músicos viajaban en coche, cuando hacerlo no era lo que es ahora. Los equipos, lo hacían en furgonetas y camiones. “Los coches no tenían aire acondicionado. Hicimos miles de kilómetros, con la suerte de no tener percances, comiendo donde podíamos, y a la hora que cuadrara”.

Según Jorge, la mejor formación de Asfalto fue la de aquellos primeros años. A diferencia de Barón Rojo, que hacían heavy metal, ellos firmaban un rock más elaborado: “Ellos eran el punch; nosotros, componíamos y tocábamos para la gente que quería escuchar algo más, con letras profundas y arreglos muy elaborados. Aquella formación fue muy buena. Y la prueba es que ahora vas a tocar, 35 años después, y llenas las salas, como nos sucedió el año pasado en “La Riviera” y “Mon”, dos de las salas más importantes de Madrid. El seguidor, nos recuerda”.

La primera etapa de Jorge con Asfalto llegó hasta 1986. “Hicimos un último concierto en Alcoy al que fue muy poca gente. Salimos deprimidos y, al terminar, fuimos a tomar una copa en la ciudad. Los garitos estaban llenos. Entonces me di cuenta de que nuestra música había quedado atrás. Era necesario parar”, cuenta. Cuando se bajó del tren, a Jorge le quedó un vacío. Se marchó a Canarias, formando parte de un cuarteto con cantante de Memphis. “Y me aferré a ello. Necesitaba un cambio total de aires. Como en el divorcio de un matrimonio. Tocábamos en pubs para noruegos. Y hacíamos buena música. Fue una gran terapia. Volví con mucha fuerza”.

El rock tiene sentido si está la gente. “El que ha podido tocar delante de miles de personas, lo sabe. También es una responsabilidad enorme. Está la tensión de que tienes que hacer las cosas bien. Nunca olvidaré la imagen, en el Paseo de Coches de El Retiro, en Madrid, al ver iluminada por los focos la silueta de miles de personas, mientras caía una fina llovizna, esperando para vernos tocar. Son momentos con magia”.

Jorge nunca ha dejado de componer. Ha creado música de fondo de muchos documentales, publicidad, dibujos animados, e incluso la música de un corto para Rodolfo Gracia. Paralelamente, Julio Castejón, que había creado su propio sello independiente, le encargó una “Sinfonía Virtual” dedicada a los cuatro elementos. “Al principio, fue sólo un encargo, pero me fui metiendo, grabé los cuatro discos, y lo presenté en directo entre otros, en el Círculo de Bellas Arte, La Casa De América y el Cuartel de Conde Duque”.

En 2017 llegó a Quer. Después de vivir en Campamento, Villaviciosa de Odón y Leganés, “con la subida de los alquileres, la cosas se ponía fea; empezamos a buscar, surgió Quer, y nos mudamos”. Ahora, vive feliz, en medio del campo y toca el piano, desde hace dos años, en el Hotel Marriott Auditorium, junto al Aeropuerto de Madrid.

Pero sigue componiendo. El nuevo trabajo de Banegas, concebido y en buena parte mezclado en Quer, tiene la particularidad de ser un doble álbum: ‘Rocinante en Venus’ y ‘El quinto elemento’.

La canción que da título al álbum 1, completa una trilogía de 3 temas dedicados al mítico caballo y a la obra del inmortal Cervantes: ‘Rocinante’ (álbum ‘Asfalto’, 1978), ‘Dinos que fue’ (‘Cronofobia’, Asfalto 1984) y ‘Rocinante en Venus’ (Banegas, 2020). Además, este primer disco contiene un tema dedicado a su localidad: ‘Sucedió en Quer’.

El proyecto cuenta con la participación especial entre otros, de Miguel Oñate, Guny (ambos ex-’Asfalto’), Jose Mari Guzmán (Cadillac), José Martos (‘Atlas’), Jean Louis Barragán (‘La Guardia’), Gustavo Martín (‘Sinfonity’) o Lorenzo Azcona (Manolo Tena).

El segundo CD, ‘El quinto elemento’, es una selección de obras instrumentales de Banegas, compuestas luego de finalizar su obra más amplia, ‘Sinfonía Virtual’, dedicada a los cuatro elementos fundamentales.

Dado el carácter de auto producción del proyecto, es decir, sin tener una discográfica que le de soporte, Banegas decidió, para que todo este esfuerzo pudiera ver la luz, utilizar el método de crowdfunding, con un éxito sorprendente, que ha permitido a este álbum doble, estar ya en el mercado.

Para saber más sobre el proyecto: [email protected]

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